La manifestación descifrada: un viaje de milagros, pruebas y autoestima.

Los milagros siempre me han fascinado. ¿Cuál es esa chispa secreta que transforma lo imposible en realidad? ¿Qué hace, dice o siente una persona para dar vida a esos momentos? Desde que tengo memoria, he sido una observadora de estas experiencias, intentando descifrar el misterio.

En 2005, mi mamá me regaló un libro llamado Excuse Me, Your Life Is Waiting de Lynn Grabhorn (publicado originalmente en 1999). Me enganché de inmediato. La premisa de Grabhorn era que enfocarse en las emociones—no solo en pensamientos positivos o la lógica—podía llevarte a vivir una vida milagrosa. Me obsesioné. Convencí a mi nueva amiga (y futura mejor amiga) de leerlo, y juntas nos convertimos en autoproclamadas "hechiceras". Más o menos en esa misma época salió El Secreto, y de repente, el mundo también se unió a la ola.

Las técnicas de ese libro me ayudaron a manifestar todo tipo de cosas a lo largo de los años: algunos milagros evidentes y otros que solo reconocí con el tiempo. Me mudé de país, conocí al amor de mi vida y tuve incontables momentos llenos de sincronías. Uno de ellos destaca especialmente: en 2019, mi esposo (que no cree mucho en lo esotérico) y yo estábamos teniendo problemas para arrendar nuestra casa. Durante un largo viaje en auto, decidimos "manifestar" un inquilino. Bueno, en realidad no usé esa palabra para no perderlo en el proceso. Fuimos específicos sobre lo que queríamos, nos emocionamos con la idea de la libertad que eso nos traería, y lo dejamos en manos del universo. No estoy exagerando: 30 minutos después, nuestro vecino llamó para preguntar si la casa aún estaba disponible. Y así, conseguimos nuestro inquilino (y mi esposo se volvió un poco más creyente en los milagros). Fue la manifestación más rápida que he experimentado conscientemente.

Para mí, lo más difícil siempre ha sido mantener esas “buenas vibras”. Ahí es donde el trabajo de Lacy Phillips cambió las cosas. Descubrí su método hace algunos años, y llenó los vacíos. Lacy sostiene que manifestamos desde nuestra sensación subconsciente de merecimiento. Es decir, solo puedes atraer de manera constante lo que realmente crees que mereces.

Su marco se basa en tres pilares:

  1. Liberar creencias limitantes: identificar y eliminar los bloqueos internos.

  2. Expansión: ver para creer. Esto implica encontrar ejemplos de personas con historias o desafíos similares que han logrado lo que deseas.

  3. Acción alineada: tomar medidas hacia tu meta.

Lacy también creó meditaciones de autohipnosis, a las que llama DI’s (Daily Imaginings o Imaginaciones Diarias). Estas ayudan a transformar creencias limitantes, fortalecer tu autoestima y reconfigurar patrones subconscientes. He utilizado sus herramientas de forma intermitente durante años, y lo que más me gusta es lo empoderadoras que son. Con un poco de esfuerzo, puedo explorar mi subconsciente sin necesidad de un terapeuta ni plantas medicinales, y descubrir creencias que me estaban frenando.

Una de las observaciones más interesantes de Lacy es que el universo a menudo nos "prueba" durante el proceso de manifestación. Por ejemplo, si estás intentando manifestar una pareja, podrías encontrarte con lo que ella llama una "zanahoria brillante": alguien que parece casi perfecto, pero carece de cualidades clave que valoras. Si te conformas, señalas que en el fondo no crees que mereces lo que realmente estás buscando. Si decides esperar, alineas tu energía con tu merecimiento y lo que deseas se acerca más.

También habla de la “Oscuridad Mágica” (Magic Dark), una etapa en la que parece que nada está ocurriendo. Es un período de soltar, una prueba en sí misma, donde el universo verifica si tu sensación de merecimiento se mantiene firme.

Curiosamente, esto coincide con las enseñanzas cabalísticas sobre la manifestación. Los cabalistas ven la vida como una serie constante de pruebas, grandes y pequeñas, diseñadas para impulsarnos a crecer. Reaccionar con calma ante un desafío—ya sea golpearte el dedo del pie o recibir una factura inesperada—te da la oportunidad de cambiar a una mejor realidad. Por el contrario, reaccionar impulsivamente te mantiene atrapado en ciclos. Es como la física cuántica: tus reacciones determinan en qué “realidad paralela” entras.

Mirando hacia atrás, me doy cuenta de que seguí estos pasos para mi manifestación mayor: mi esposo. Escribí todo lo que quería en una pareja (incluyendo “elegante,” pero lamentablemente olvidé incluir “manitas”). Después de varias citas falladas, me rendí. Decidí que ya no iba a intentar más. Dejé de preocuparme por quién estaría en una fiesta o si iba a conocer a alguien. Simplemente empecé a disfrutar la vida y a soltar. Hice un taller de Constelaciones Familiares. Solté bloqueos.

Y entonces, de la nada (después de la Oscuridad Mágica), un amigo me regaló un boleto de última hora para Burning Man. Nunca había ido, pero decidí arriesgarme. En la segunda mañana, al amanecer, un hombre guapísimo me tocó el hombro y me preguntó si quería un abrazo (lo cual, en Burning Man, no es raro). Y el resto es historia.

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